A medida que buscamos estilos de vida más lentos e intencionales, la inspiración en el jardín y la naturaleza se vuelve protagonista. Esta estética conecta con el deseo de romantizar los momentos cotidianos y vivir en sintonía con los ciclos de la tierra.

En las celebraciones de Amor y Amistad, los grandes gestos están quedando atrás para dar paso a experiencias más íntimas y sinceras. Desde cenas acogedoras en casa, hasta regalos hechos a mano o una decoración original, la tendencia es valorar los detalles que se convierten en recuerdos imborrables.

La decoración expresiva y de temporada sigue cautivando. Cada vez más personas buscan renovar sus espacios con pequeños acentos temporales que alegran el ambiente y lo hacen evolucionar a lo largo del año. La casa ya no es estática, sino que se adapta a cada celebración, reflejando nuestra manera de vivir y compartir.

Además de la novedad, hay un interés creciente en la decoración con propósito. Muchas personas prefieren piezas de calidad, reutilizables y versátiles que puedan acompañar más allá de un solo día de fiesta. Por eso, en Amor y Amistad vemos cómo los íconos tradicionales —como corazones y rosas— comienzan a dar paso a otros símbolos frescos y originales, como la fresa o la flor de protea, que transmiten alegría y se integran fácilmente en diferentes estilos de decoración.

En el mundo textil, esta tendencia se traduce en cojines con estampados naturales, tapetes que evocan frescura o incluso detalles artesanales que llenan los espacios de calidez. Se trata de darle vida al hogar con pequeños gestos que transmitan cariño, amistad y cercanía, celebrando así los vínculos que más importan.

*Imágenes de Inspiración.